LOS RIESGOS
En 1998 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció a la obesidad como una epidemia global. Considerada como la epidemia del siglo XXI, a la fecha, 2023, sabemos que son muchos los factores externos que influyen en su propagación, especialmente dado nuestro actual ritmo de vida.
Tomando como base al índice de masa corporal (IMC), podemos establecer una clasificación para el sobre peso y la obesidad. Para personas a partir de los 19 años de edad, se establece que con un IMC igual o superior a 25 clasificamos para sobrepeso y si el IMC es superior a 30 estamos obesos. Nota: si haces mucho ejercicio y tienes bastante músculo entonces estos valores de IMC no aplican para ti y deben ser corroborados por un especialista.
La obesidad aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares que de hecho hoy son la principal causa (cardiopatía coronaria o isquémica) de muerte en el mundo, seguida de la Diabetes (mellitus tipo 2) que también está directamente relacionada con la obesidad. A este respecto es importante resaltar que la Organización Mundial de la Salud calcula que las muertes por Diabetes aumentaran en un 50% durante el transcurrir de los próximos 10 años.
La artrosis, el cáncer de endometrio, de mama, de colon, de riñón, de vesícula biliar y de hígado, así como el síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHOS), el derrame cerebral, problemas osteoarticulares y problemas reproductivos, entre otras enfermedades, están también relacionados con la obesidad.
Adicionalmente la obesidad contribuye a la aparición de problemas psicológicos como la ansiedad, la depresión y trastornos de personalidad.
LA ALIMENTACION Y EL GASTO DE CALORIAS
Como uno de los factores primordiales a tener en cuenta en el desarrollo de la obesidad, debemos considerar los cambios alimenticios que han acompañado el crecimiento de la epidemia. Se ha aumentado el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas, azucares y sal, al tiempo que se disminuyo el consumo de frutas, verduras y legumbres.
También se aumentó el sedentarismo; más horas de trabajo, modalidad oficina desde casa, se piden domicilios, se camina menos, se hace menos ejercicio voluntario, cada vez más maquinas hacen nuestro trabajo manual y a este ritmo simplemente se pasan los días sumando un año tras otro enraizando el problema.
LOS GENES
Aunque en una persona puedan existir factores genéticos que favorecen el aumento de peso, la explicación real de la obesidad es “multicausal”.
Existen genes predisponentes de la obesidad que pueden ser activados por los cambios en nuestro ritmo de vida. Es decir, que se extiende desde los genes a la psicobiologia individual.
LAS EMOCIONES
Las personas saben que están comiendo mal, que pasan mucho tiempo sentadas y que hacen poco o nada de ejercicio.
Saben también que esto aumenta el peso y que a su vez conlleva un aumento en el riesgo de padecer otras enfermedades y sin embargo… mordisco al pan!
Por lo tanto, analizando el anterior párrafo casi que podemos dilucidar la solución general al problema. Debemos entonces comer más saludable y realizar actividad física constante. Es decir, lo que ya todos sabemos. Pero y entonces ¿Por qué no lo hacemos?
La respuesta a la anterior pregunta es multicausal, básicamente no se hace un correcto uso de la fuerza de voluntad necesaria desde cada contexto particular. Pueden estar claros los motivos y las metas pero no necesariamente el camino detallado, ni el protocolo personalizado a seguir y por lo tanto no aparece la motivación con la fuerza necesaria para mantenerse en el proceso con diciplina y constancia. Por tal razón es fundamental un acompañamiento terapéutico interdisciplinario.
Suelo decirles a mis pacientes que en resumen lo que debemos hacer en el camino a conseguir nuestro peso ideal es básicamente "quemar más calorías de las que consumimos y consumir menos calorías de las que gastamos". ¿y funciona? si funciona!, pero atendiendo a la premisa de que cada persona es en si misma un universo, y que como tal deben desarrollarse esquemas de recorrido igualmente únicos, atendiendo a sus esferas particulares desde diferentes prácticas culturales de interacción (laboral, familiar, social, deportivo, etc) y desarrollando herramientas que permitan detener y sobreponerse al ciclo “emoción <–> obesidad”, del que de primera mano es ya complicado dilucidar que fue primero, es decir, ¿qué causo el efecto?, dado que emociones descontroladas pueden ser factores causantes de la obesidad y a su vez la obesidad puede generar emociones descontroladas.
Una persona con sobrepeso esta generalmente insatisfecha con su cuerpo, lo que usualmente desencadena en una baja autoestima y una mayor probabilidad de desarrollar trastornos de conducta alimentaria.
LA TERAPIA
La terapia psicológica es fundamental en la consecución del peso ideal y en el mantenimiento del mismo, es decir, que sea sostenible en el tiempo. En terapia psicológica dirigida a la consecución del peso ideal nos enfocamos en la adaptación paulatina a un nuevo estilo de vida, según las posibilidades que rodean a cada paciente. Esto por su puesto tiene infinidad de aristas según cada caso, cambio de perspectivas, diversos caminos a elegir, hábitos nuevos que formar y algunos otros a desaprender.
Con tan solo iniciar la terapia psicológica, trabajando en la nueva perspectiva del entorno y evidenciar la perdida de los primeros kilos, se pueden medir cambios positivos en el organismo, por ejemplo en la glucemia, el colesterol y la tensión arterial, entre otros.
Con una perdida de solo el 5% en sobrepeso ya vemos ventajas. Por ejemplo, disminuye considerablemente el riesgo de padecer diabetes, mejora la función de las células pancreáticas y mejora la sensibilidad a la insulina.
Durante tu terapia seguiremos una línea psicológica apoyados con hipnoterapia, neuropedagogía, neurolingüística y mindfulness. De manera opcional podemos realizarte un exámen de análisis genético para comprender mejor tu metabolismo y predisposiciones. También podrás escoger si deseas acompañamiento médico nutricional especializado y si prefieres que las consultas de tu tratamiento sean presenciales, online, virtuales o combinadas, según tus posibilidades de tiempo y desplazamientos.
El tiempo promedio de tratamiento tiene una duración entre 100 y 125 días (puede varías segun las especificaciones de cada caso en particular).
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