Los informes de los últimos años de estas organizaciones permiten visualizar el problema alertando además por el riesgo de suicidio. Se estima que cada 11 minutos fallece por suicidio un adolescente en el mundo, siendo esta la 5º causa de muerte de adolescentes en el planeta.
Una cifra global se refiere a qué aproximadamente ciento ochenta y seis millones (186.000.000) de adolescentes son diagnosticados con un trastorno mental. Esto es cerca del 13% de la población adolescente del planeta. En lo concerniente a Latinoamérica esta estadística se refiere a dieciséis millones (16.000.000) de adolescentes entre 10 y 19 años con trastornos mentales.
Estos mismos informes muestran que del 100% de esos diagnósticos un 40% se específica en depresión y ansiedad.
Ahora bien, tengamos en cuenta que algunas sintomatologías reportadas por los adolescentes son catalogadas por los profesionales de salud mental como "malestares de interacción social" y no se clasifican como trastornos mentales, es decir no entran en las estadísticas y sin embargo si son de suma importancia. Sumado a esto debemos considerar los casos que no llegan a los establecimientos de salud y que por lo tanto tampoco llegan a diagnosticarse.
Causas de la Depresión en adolescentes
Aunque las causas son independientes en cada caso, quiero referirme especialmente a dos y definirlas también como focos en los que podemos centrar nuestra atención para prevenir y mitigar las consecuencias de estos trastornos.
Pero tomemos en cuenta primero a los contextos en que todo sucede, en primera instancia definitivamente esta la familia, el núcleo principal, con quienes se convive, su cultura, la manera en que este núcleo percibe la vida y sobre cómo afrontan los constantes vaivenes de la cotidianidad. En segundo lugar podemos enfatizar los establecimientos educativos en los que nuestros adolescentes pasan gran parte de su tiempo. Y en tercer lugar las amistades, estos vínculos que incluso en ocasiones llegan a ser más fuertes que los de la propia familia.
Volviendo a las causas, una creciente tiene que ver con el aislamiento “social-palpable”. Con este termino hago referencia al contacto físico perdido, bloqueado por ejemplo por la cada vez mayor dependencia humana a los dispositivos tecnológicos. Es como un choque de dos culturas, una en la que se interactuaba con el contacto físico y una nueva, que no excluye las edades, en la que se prioriza el contacto virtual. Son básicamente dos modelos de comunicación diferentes en conflicto que esta generando una brecha peligrosa en la interacción social con nuestros adolescentes.
Social-Palpable hace referencia a experimentar las emociones en compañía de un abrazo en silencio, de la reflexión en una caricia, de sentirse parte importante de la familia, de saberse siempre en compañía de la fortaleza del amor familiar. Social-Palpable hace referencia a aprender todo esto en la interacción familiar, casi sin necesidad de expresarlo verbalmente, sino que simplemente esta en el aire implícito en las acciones de cada integrante del núcleo familiar. Concretando en una sola frase, se trata de nuestros niños y adolescentes aprendiendo del buen ejemplo.
Otra causa es la distorsión del concepto de felicidad. En un mundo a prisa se vende una felicidad efímera. Se enseña a pagar por conseguirla. Se dogmatiza en la necesidad de una falsa felicidad. Se usan todos los canales para ello, redes sociales, cine, música, series y falsos ejemplos de éxito que aseguran haberla conseguido fácilmente.
Y en este afán sobre una carrera de meta falsa se terminan involucrado las diferentes generaciones de una misma familia. Cada uno en su móvil en búsqueda de la felicidad prometida “sin tiempo para abrazos y gestión de emociones”. Así entonces cuando el bebe llora se le calma rápidamente vinculándolo a la carrera entregándole un móvil.
Tengamos en cuenta que de por si la adolescencia es ya una etapa complicada llena de cambios fisiológicos y enmarcada en procesos de competencia y comparación con los demás. Cada cual buscando su espacio. Si a esta etapa de la vida le sumamos Depresión y Ansiedad tendremos adolescentes muy vulnerables a la influencia de los contextos y nos corresponde estar allí, pendientes, apoyando.
No tenemos el control sobre la personas que llegan a hacer parte de la vida de nuestros adolescentes, pero sí podemos influir con nuestro ejemplo sobre cómo gestionen dichas interacciones. Cada vez que algún miembro de la familia se enfrente a un obstáculo es en sí misma una hermosa oportunidad para que los demás miembros de la familia aprendan sobre la solución de conflictos y el control de las emociones.
Si en su hogar se normaliza el ahogar las penas en alcohol, o la necesidad de un cigarrillo para iniciar el día, si la manera de solucionar conflictos es con violencia, pues entonces aumentan las probabilidades de que los niños que experimentan ese tipo de escenarios desarrollen trastornos mentales y adicciones.
Puntos de alerta
Permanezca con atenta observación a cambios que usted considere radicales y no consecuentes con los factores de crianza.
Ejemplo:
- abandono repentino de un deporte o hobby que antes amaba.
- no desea salir de la casa o quiere mantenerse en la cama.
- cambió en los hábitos alimenticios.
- los amigos o los docentes le comunican de cambios puntuales como por ejemplo irritabilidad o un decremento inesperado en el rendimiento académico.
Recuerde, los anteriores son solo algunos ejemplos y la presencia de estos o semejantes no significa que este presente un trastorno mental pero si es una señal de alerta que debe tener en cuenta para levantar la mano y pedir ayuda. Siempre será mejor prevenir que lamentar.
Nota: Si se evidencian autolesiones (ejemplo, cortes en las muñecas, brazos, piernas, etc) consulte de inmediato ayuda profesional. (Psicología, psiquiatría)
Prevenir e intervenir la depresión
Si desea prevenir la depresión y ansiedad en los niños y adolescentes de su familia o intervenir en el caso de que estos trastornos ya estén presentes le recomiendo, además de asistir a terapia, las siguientes sencillas indicaciones.
Recalco que cada caso es único y por lo tanto no todos son adaptables a las siguientes sugerencias. Tenga también en consideración que si en su familia las siguientes actividades sugeridas no se acostumbraban practicar y desea implementarlas, realícelo muy sutilmente y con mucha, muchísima paciencia.
Aumente el numero de interacciones sociales-palpables diarias. Un abrazo, prestar atención, escuchar, SIEMPRE ESCUCHAR (no es necesario opinar en todas las ocasiones, a veces solo escuchar es más efectivo), un beso de buenas noches, uno de buenos días. Implemente juegos de mesa que incluyan actividades en grupo, disfrute de estos juegos tanto si pierde como si gana, realicen actividades de campo. Siéntese cerca al adolescente, en silencio, por ejemplo leyendo un libro, permítale saber que usted siempre esta ahí, que siempre puede contar con usted. No cohíba a los adolescentes de tener un móvil sin una razón de peso. Mas bien usted use su móvil cada vez menos y si esta con sus hijos apáguelo. Tal vez, al paso del tiempo ellos hagan lo mismo.
Ahora bien, estas estrategias le exigirán a los cuidadores tiempo y debe ser planeado para cumplirlo a cabalidad. Si usted planeo un juego de mesa, una salida o una conversación, debe cumplir dado que ya se generaron expectativas en la familia. Recuerde, se trata del buen ejemplo.
Otro aspecto fundamental en la prevención de este tipo de trastornos mentales es "el deporte”. Si en sus manos está mantenga dos líneas, un espacio en el que el adolescente se desenvuelve con sus propios pares y otro en el que lo hace con usted o con los demás miembros de la familia. En cualquier caso y como mínimo para comenzar se recomiendan 30 minutos de ejercicio al día, puede incluso dividirlos en 15 min en la mañana y 15 en la tarde.
En terapia
Durante la terapia se aborda cada caso detalladamente. Se analizan factores de riesgo y mantenedores, se trabaja arduamente en el desarrollo de habilidades ante la solución de problemas.
Suelo, y recomiendo, vincular a la familia. Es muy importante conseguir un cambio de paradigma sobre la felicidad y la seguridad que debe representar el hogar.